LAS VOCES QUE ESCUCHO
Posted on March 17, 2015 by Humberto Acuna, One of Thousands of Life Coaches on Noomii.
Esa voz… ¿De quién es? ¿Es tuya?. Cuando hago esta pregunta, los coachees normalmente se me quedan mirando con cara de: “¿Qué me preguntas?.
Esa voz… ¿De quién es? ¿Es tuya?. Cuando hago esta pregunta, los coachees normalmente se me quedan mirando con cara de: “¿Qué me preguntas?. Claro que es mía. Soy yo el que la dice”. Y eso está bien y les digo, pero: ¿Quién te la enseñó?. En ese momento el o la coachee empiezan a explicar. “Mi mamá me decía a diario” o “Mi papá tal y cual” o “Mi abuelo, abuela, un profesor”, etc. ¡Ahh, ok! Es una voz de afuera que aún hoy te habla y te dice cosas, que por lo que me cuentas, en esta situación ya no te sirven. Esa voz… ¿Es prestada y ya no te hace falta? ¿Es así?.
Como coach una de las primeras cosas que aprendemos a identificar son los juicios que nos hacemos cada uno de nosotros acerca de la manera en como vemos la vida. Los juicios tienen que ver con nuestra cultura, nuestra sociedad, nuestra familia y desde ellos o a través de ellos entonces miro al mundo. Los juicios pueden estar soportados con afirmaciones o pruebas, o simplemente pueden no estarlo. Los incorporamos a nuestra manera de ver la vida y la vemos desde allí. Los juicios van a determinar muchas de mis acciones. Por ejemplo: Si tengo el juicio de que todo aquel que tenga un tatuaje es malandro, entonces cada vez que veo a un tatuado, me puedo asustar porque viene un malandro. Ahora bien, ¿Es realmente así? ¿Todo tatuado es un malandro?. En lo personal creo que no y puedo poner ejemplos de amigos míos tatuados que no son malandros. Desde allí desmonto mi juicio. Pero el tema de los juicios es un poco más complejo y no lo vamos a desarrollar hoy. Sin embargo es importante explicarlos porque siento que muchos juicios de nuestros padres, abuelos, tíos, maestros, de nuestra infancia, nos los traspasan y los asumimos de tal forma que se convierten en VOCES dentro de nosotros. Voces que nos guían, voces que es imposible no escucharlas y además voces que no diferenciamos y que escuchamos en automático, sin detenernos a pensar: ¿Es mía esa voz? ¿Es la que quiero escuchar en este momento de mi vida?. Siento que si aprendemos a escuchar esas voces, podemos diferenciarlas de NUESTRAS voces y empezar a generar cambios en nosotros. Reconozco que mientras escribo, me van quedando algunas dudas. ¿Todos mis juicios están constituidos solo por esas voces? O ¿Algunos de mis juicios vienen de esas voces? O ¿Son lo mismo?. La línea es delgada, pero no voy a trabajar en ello ahora. Siento que no nos va a agregar valor, por lo cual me dirijo al tema directamente.
¿Por qué digo que esas voces vienen de nuestros mentores?. Cuando somos niños, los adultos que nos rodean, son los que nos enseñan, nos guían, por medio de el ejemplo, la palabra, etc.. Si no te crió tu papá o mamá, alguien lo hizo y te repetía una y otra vez algún mensaje que aún llevas por dentro y ese mensaje, puede ayudarte o no. La mayoría de las veces ya de adultos los seguimos usando sin necesidad, en automático.
En su libro “Un Día mi alma simplemente se abrió” Iyanla Vanzant dice “La mayoría de nosotros pasa la mayor parte de su vida repitiendo mentalmente las críticas y los juicios que ha oído sobre su persona. La mente subconsciente es tan poderosa, que registra todas las palabras que hemos oído alguna vez. Las personas que nos han hablado con rabia, con miedo, o como consecuencia de su propio dolor e ignorancia dejan una huella duradera en nuestras mentes subconscientes . Estas palabras se convierten en pensamientos. Los pensamientos se convierten en malas hierbas que tienen un dominio completo sobre nuestro sentido de valía y nuestra autoestima”1
En lo que he podido observar en mí y en mis coachees, es que estas voces tienen el poder de gritar tan fuerte que definitivamente callan a nuestra voz interna y mientras mi voz interna está tratando de gritar y de salir, tenemos una lucha muy dentro de nosotros, que termina cansándonos, termina haciéndonos infelices o como dicen algunos “explotando de IRA”. En muchísimos casos no nos damos cuenta de esa situación.
Para ilustrar voy a poner algunos ejemplos de mis voces y otras que he escuchado en las sesiones de coaching:
Por ejemplo, mi abuela Victoria me crió, y ella tenía dos frases que me repetía casi a diario. Una de ellas es: “La ociosidad es la madre de los vicios”. Cuando yo la escuchaba, inmediatamente me ponía a hacer algo. La segunda frase que ella me decía: “Ud. debe aprender a hacer todo solo, no debes depender de nadie”. ¿Cómo me afectaron?. ¿En qué me convirtieron?.
“La ociosidad es la madre de los vicios”. Bueno lo primero que me pasaba es que me costaba tomar un descanso, tomar una siesta, un día de semana mirar una película o simplemente quedarme tranquilo en algún sitio. Cada vez que lo hacía me asaltaba esa voz: “Humberto estás ocioso”,. Yo la escuchaba dentro de mí y entonces empezaba de nuevo. No importaba cuan cansado estuviese, ya que siempre estaba activo y nada me paraba. Al final de el día mi cuerpo reclamaba y terminaba con alguna enfermedad. Por otro lado no había cosa me llenara más de rabia que ver a alguien tomando un descanso. ¿Qué es eso? ¡No mi amigo, que va!. Venimos a trabajar. A hacer que las cosas pasen. Quizás sin saberlo, la gran rabia no era con ellos, era conmigo porque en el fondo me preguntaba: ¿Por qué ellos pueden y yo no?.
“Ud. debe aprender a hacer todo solo, no debes depender de nadie”. No necesito a nadie. Yo se lavar, planchar, coser, cocinar. Aprendí por mí mismo muchas cosas. El verbo pedir no existía en mi vocabulario y no pedía nunca. Siempre buscaba la manera de hacerlo yo solo. Cada vez que quería pedir algo, salía Victoria desde muy dentro de mi : “No debes depender de nadie”. ¿Cómo vivimos sin pedir? ¿Cuánto sufrimos por no poder pedir? ¿Podemos realmente hacerlo todo solos?. Cuando no pedimos, también perdemos la capacidad de escoger, de decidir, ya que simplemente terminamos haciendo lo que los otros nos proponen, cargando con todo y además sentimos que nadie nos considera. En lo personal llegaba un momento en que me sentía abrumado y solo. Y la verdad es que al no permitirme el permiso de pedir, no podía darme cuenta de cuanta gente a mi alrededor estaba dispuesta a darme.
Puedo seguir hablando de mis voces ya que aún me quedan unas cuantas, pero me gustaría también mostrar algunas que he conseguido en mis sesiones de coaching y que siento pueden aportar mas:
“Las mujeres son para atender la casa”. La he escuchado en diferentes versiones más de una vez. Esta voz y sus variantes, siento que son un duro golpe para la mujer de hoy; para esas mujeres que están a diario abriendo su camino, que deben luchar en un ambiente lleno de hombres donde ellas normalmente son minoría y cuando están allí en frente a todos esos señores, la voz viene y te dice: “Las mujeres son de la casa ¿Qué haces aquí?”. Desde allí algunas de mis coachees me dicen: “En ese momento siento que no puedo, que no voy a poder hacerlo bien”. Eso las llena de miedo y las hace inseguras.
“Tu no sirves para nada” “Tus primos son mejores que tu” “Tu hermana es lo mejor”. Mi mamá me lo repetía a diario, me dijo Carlos. Carlos trabajó conmigo porque su jefe me dijo: “Tiene mucho potencial, lo queremos ascender, pero siento que él no se lo cree y su falta de confianza en él mismo lo va a afectar”. El tema con esta voz es que para Carlos no existía la palabra suficiente. Nunca estaba satisfecho con lo que hacía. Alguien siempre lo hacía mejor. Lo complicado es que Carlos tiene una carrera exitosa, le ha puesto mucha dedicación y esfuerzo y además es exitoso. ¿Cuál es el precio que ha pagado para lograr ello?. Un cansancio extremo y altos niveles de estrés. No propone nada a menos que esté muy seguro de que eso es lo máximo. La perfección. Una inmensa rabia porque siente que nadie le reconoce lo que ha hecho.
“No confíes en nadie. Todos te quieren J…r”. Carolina, es soltera. Ha tenido varios novios pero al final, ella ha terminado con todos. “Antes de sufrir por una decepción, termino yo con ellos”. De hecho me llama para hablarme de que está en medio de una relación y no la quiere perder ya que siente que él es un excelente hombre. En algún momento de la sesión le pregunté: ¿Qué te hace pensar que Luis te va dejar? ¿Tienes alguna prueba?. Me miró y su mirada estaba perdida y al final me contestó: “La verdad es que no. Solo sé que todos los hombres son malos y me van dejar”. ¿Algún hombre te hizo algo malo? ¿Qué te hace pensar eso?. Nuevamente no encontró respuesta y me contestó:
“Mi mama y mi abuela son solteras y siempre me han dicho lo mismo. Los hombres solo quieren aprovecharse de nosotras las mujeres”.
En el lecho de muerte. Algunas voces nos las repiten y repiten a diario desde que somos niños y las incorporamos a nosotros. Hay voces que recibimos inclusive de adultos y nos afectan mucho y es la voz de ese ser al cual amamos y antes de morir nos dice algo. En mi caso, mi abuela antes de morir me dijo: “Mucho fundamento” y “Cuida a tu hermanito”. Eso se me grabó hasta en la ultima célula de mi cuerpo. Fundamento tiene que ver con responsabilidad, con ser buen hombre y en el caso de mi “hermanito”, en el colegio y en el liceo, si alguien lo tocaba, ese alguien sabía que me encontraría afuera esperándolo, para TOCARLO. Mi “hermanito” tiene hoy 47 años y aún hoy en día estoy pendiente de él en todo momento. Esa voz sigue allí.
Trabajando en Valencia, conocí a Carmen. Yo estaba dictando un taller de Liderazgo y en varias actividades le mostré la manera como ella se hacía cargo de todas las actividades. Ella resolvía todo. De hecho en las actividades de equipo, los demás literalmente no hacían nada. Al ver esto la llamé aparte y le mostré lo que hacía y le pregunte: ¿No estás cansada? Y sorpresivamente empezó a llorar de manera desconsolada. “Muchísimo Humberto, muchísimo” Me decía. “Esto me trae problemas en el trabajo, en mi casa, con mi esposo, en todos lados, NO SE DECIR QUE NO y NO PUEDO PARAR”. Indagando un poco en su pasado, me confesó que su mamá antes de morir le dijo: “HIJA LA FAMILIA DEPENDE AHORA DE UD”.
Podemos escribir muchos casos más pero no es la idea. Quizás si me permito mencionar algunas otras voces que he conseguido: “No llores delante de él o de ella. No le des el gusto”, “Mostrar debilidad no es para nada bueno”, “Hazlo perfecto”, “Si no eres Medico, no eres nadie”, “Con ese desorden en el que vives, no llegarás lejos” o “Los hombres no lloran”.
La pregunta ahora es, ¿Qué hacemos con las voces?.
Lo primero que siento que debemos hacer es reconocer que hay voces que no son nuestras, las tenemos prestadas y esas voces van a tapar las nuestras. Como siempre digo, aprender a escucharnos es vital.
Segundo.Agradece esas voces porque te han acompañado hasta el día de hoy y te van a seguir acompañando, además cuando te las prestaron, la persona que lo hizo, lo hizo pensando que eso era lo mejor para ti. Lo hizo para cuidarte y para que aprendieras desde su experiencia. Te las prestaron con mucho AMOR y por ello debemos de agradecerlas. Cuando mi abuela me decía: “Ud. debe aprender a hacer todo solo y no depender de nadie”, me lo decía porque mi mamá, su hija, se había muerto y yo tenía 5 años, así que mi abuela desde su más inmenso AMOR me preparaba para lo que yo me imagino que ella pensaba: “Si yo no estoy, ellos se quedarán solos”. Así que hoy cuando pienso en pedir algo, por ejemplo, a Sara que me prepare arepas para el desayuno, me encuentro con la voz de Victoria diciéndome: “Que no puedo depender de nadie”, entonces pienso: “Abuela Victoria, gracias por eso que me has enseñado, gracias por el amor que pusiste en tus palabras y sé que lo hiciste por mi bien, pero en este momento no me hace falta”. Confieso que al principio era algo incomodo, pero hoy me sale de maravilla y puedo pedir tranquilamente.
Tercero.Como dice Nietzsche, auto-indagarnos, cuestionarnos. En el caso de el coaching es mostrarle al coachee el juicio contrario o buscarle fundamentos que justifiquen la voz. ¿Esa voz de donde viene? ¿Es mía, de mi mamá, papá, abuela, etc…?. En el ejemplo de: “Las mujeres son para atender la casa”, le decía a la Coachee: ¿Cómo es que no puedes con los negocios y eres Gerente de Área? ¿Cómo que no puedes y has levantado este negocio tu sola? ¿Qué dice tu voz interna?. Escúchala, tomate un minuto y busca. Busca todos los logros que tienes en tu vida y pregúntate si corresponden o no a esa voz. Normalmente pasa que no, que no corresponden a esa voz prestada, corresponden a tu voz, a la voz que tienes oculta y que grita por salir. Cuando los coachees se dan cuenta de ello, en ese momento empieza a pasar algo que para mí es maravilloso, la mirada de las personas cambia, los ojos se abren más y empiezan a decir cosas como por ejemplo: “Yo puedo. Mira, en tal oportunidad hice esto y esto y ningún hombre había podido”. En el caso de Carolina cuando me contestó: “Luis es un hombre maravilloso y la verdad no encuentro nada que me diga que piensa dejarme”. Al final lo que pasa es que la voz prestada grita más duro y es normal. El reto es dejar que tu voz realmente salga y le baje el volumen a la voz prestada.
“Las palabras y los actos que nos afirman, son necesarios para contrarrestar las cosas desagradables que hemos oído sobre nosotros mismos”2.
Al principio vas a empezar a soltar tu voz interna con muy poca fuerza, quizás con mucho miedo, pero en la medida que empieces a soltarla, empezarás a sentirte más libre, más feliz y empezarás a lograr cosas que antes ni te imaginabas. ¿Te imaginas donde estaría Carlos sin cargar con tanto?. No estamos diciendo que te olvides de esas voces que te han prestado. ¡Para nada! Ya que te han ayudado mucho. Tenlas a mano, para cuando realmente las necesites. Las voces que nos dieron no son malas; lo que es malo, es cuando las usamos de manera permanente, en automático, sin validar. Y lo que es más importante CREE EN TU VOZ. EN LA TUYA. ¡ESCUCHALA!. Todo lo que necesitamos para ser felices está dentro de nosotros, nada esta afuera. El tema es que a veces nos empeñamos en buscar donde no es.
Un Fuerte Abrazo.
Nos leemos en nuestra próxima entrega
Humberto Acuña
Coach Sénior Ontológico
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